Yohanna

Yohanna Rodríguez tiene 22 años y es de Las Palmas de Gran Canaria, España. Es Técnica en Gestión y Finanzas; ha trabado coordinando talleres infantiles y también como cajera y contadora.

Desde pequeña supo que nació con Síndrome de Turner. Cuenta que su familia nunca antes había escuchado acerca de esta condición y que en un comienzo para ellos no fue fácil; quedaron de cierta manera paralizados ante la noticia, sobre todo por la desinformación.

Ha presentado algunas dificultades médicas asociadas a este síndrome. Tiene problemas de audición en un oído, dolores de hueso y tuvo además una cardiopatía. Así también, recibió tratamiento de hormonas de crecimiento hasta los 14 años.

Asegura que la vida con esta condición es “una lucha constante; hay que superar obstáculo tras obstáculo. Por ejemplo, más allá de lo médico, está la adolescencia. No es fácil. Vas viendo las diferencias con tus compañeras, sobre todo en la estatura. Muchas veces las personas no son buenas aceptando las diferencias”.

Ante esto, Yohanna afirma que, pese a que el Síndrome de Turner puede implicar ciertas barreras, “yo soy la única que me pongo mis propios límites. Nada ni nadie me va a decir qué es lo que puedo lograr o hasta dónde puedo llegar”.

Por otra parte, asume que para ella, uno de los temas más dolorosos asociados a esta condición es la infertilidad. “Tengo el sueño de ser madre; primero te cuesta aceptar que eso no sea algo que se dé de manera natural para nosotras; pero luego, poco a poco, vas investigando las distintas alternativas y vas aceptando que quizás tendrá que ser de forma diferente, pero nada más”.

Yohanna insiste en que querer es poder; “por eso, a las mujeres con Síndrome de Turner y a los padres de niñas con esta condición, les digo que por favor no se frenen ante algún sueño o meta; nunca le digan a sus hijas que no pueden. No importa cuánto nos cueste, hay que caerse y pararse mil veces si es necesario”.